Si hubiera la posibilidad, lo más probable es que el domingo la Roma jugara casi en casa en Salerno. Porque el entusiasmo en torno al conjunto Giallorossi tan alto en este momento que los fanáticos de Roma seguirían al equipo a cualquier lugar, y mucho menos a menos de 300 kilómetros de distancia.
Baste decir que el domingo, a mediados de agosto, se reunieron en el Olímpico más de 65.000 personas para asistir a la presentación oficial y posterior partido contra los ucranianos del Shakhtar Donetsk. Un entusiasmo desenfrenado, que, sin embargo, no se puede replicar en el estadio Arechi, también por obvias razones de seguridad.
De hecho, y según La Gazzetta dello Sport cerca de 2 mil hinchas giallorossi seguirán al equipo, los que efectivamente podrán ingresar como número máximo en el sector visitante del estadio de Salerno. El juego, de hecho, se “caracteriza por perfiles de alto riesgo”, según ha declarado el Ministerio del Interior, a través del Observatorio de Eventos Deportivos, que hace unos días publicó un documento en el que se indicaban algunas de las disposiciones de seguridad base para el partido previsto para el 14 de agosto.