Todos a por Abraham. Pero la Roma resiste el asedio. Al menos tres equipos de la Premier League están trabajando en silencio para convencer al hijo pródigo de que regrese a Inglaterra de inmediato: con el Manchester United y el Arsenal a la cabeza según cuenta el este sábado Corriere dello Sporty. Pero Mourinho no permitirá que nadie se acerque al delantero que quiso y formó para su equipo. Salvo ofertas impensables en esta sesión del mercado de fichajes, Abraham permanecerá en Trigoria hasta 2023 cuando el Chelsea, si lo considera oportuno, podrá ejercer su derecho de recompra por 80 millones.
En todas las entrevistas, Abraham evitó con gracia responder preguntas sobre el futuro: «Solo quiero concentrarme en el campo, no pienso en lo que va a pasar». Debe entenderse. Nacido en Londres, vendido sin problemas por el Chelsea, Abraham tiene como objetivo volver a casa para demostrar que tiene nivel para el campeonato más competitivo del mundo.
Mientras tanto, se ligó a la Roma y a Roma, descubrió una feliz realidad en la que se le considera un gran jugador, recuperó un lugar estable en la selección inglesa que participará en la Copa del Mundo. Por tanto, no ansía acortar un camino ya trazado en tiempo y forma. De hecho, es consciente de que otra temporada como protagonista en Italia le puede permitir mejorar como hombre y como profesional, para luego retar cara a cara a los mejores compañeros de Europa.
También hay una razón más puntual que desalienta cualquier negociación: el agente de Abraham, Neil Fewings, llegó en su día a un acuerdo con la Roma que le produce tantos beneficios como sesiones de fichajes en las que Tammy no cambia de equipo. En la práctica, Fewings ha cobrado los primeros 400.000 euros de comisión tras la ventana de enero y tendrá la misma cantidad en septiembre. Y así. Esta es la razón por la cual, en el balance, según las publicaciones de Roma, la compra de Abraham muestra el número «cero» en el rubro comisiones.
