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Los tres puntos que tendrían incomodo a Mourinho en la Roma; los Friedkin evaluarían varios nombres en caso de cambios en el banquillo

Como prometió, ayer estuvo en Tre Fontane, viendo a los otros «niños». A Mourinho le puede gustar o no, pero una cosa no se puede discutir: mientras este en la Roma, dará lo mejor con todo su ser, escribe Stefano Carina en Il Messaggero. El problema que viene es ese «cuándo» que para muchos, ahora incluso entre los aficionados, tiene una fecha límite precisa: el final de la temporada. Ese «estoy cansado» del sábado es solo la punta del iceberg.

Desde finales de enero, en las pocas veces que el Special One ha accedido a hablar, sobre todo tras los partidos, sus mensajes siempre han sido claros y giran en torno a tres conceptos: 1) La plantilla es inadecuada para competir con los otros grandes por la Champions League 2) En peleas extra campo esta solo él, no apoyado por la empresa 3) Necesita hablar con los dueños, hacerlo en junio es tarde. Sabemos lo suficiente sobre lo que piensa el Special One. Poco de lo que piensa el club. Ciertamente, el silencio que siguió las criticas al arbitraje post-Monza de José podría no ser un buen augurio para un futuro juntos. Oficialmente, para los Friedkins no hay tema: hay un contrato firmado hasta 2024, fin de la discusión.

Sin embargo, extraoficialmente, la directiva no quiere verse tomada por sorpresa. Y si en diciembre, cuando Mou parecía a un paso de aceptar el banquillo de Portugal, se habían hecho contactos en Trigoria con Thiago Motta, ahora el escenario es más amplio. Perfiles como Schmidt (Benfica) o Amorim (Sporting) podrían estar sobre la mesa. Traducido: entrenadores que han ganado experiencia internacional pero que son capaces de trabajar con jóvenes que tienen una mentalidad más empresarial de lo que puede haber sido Mou en estos dos años.

El sueño de Friedkins sigue siendo un gran nombre. Hasta la fecha, el único con el perfil libre es Conte, quien esta listo para volver a Italia y recientemente también fue ligado a los banquillos de Inter, Juve y Napoli. ¿Cómo satisfacer las exigencias de un entrenador que, al salir de Turín, dijo: «No puedes sentarte en un restaurante de 100 euros con 10 euros en el bolsillo» y respondió en Londres: «Aquí nadie quiere ganar. Así que somos de décimo lugar, séptimo si todo va bien» y con un acuerdo con la UEFA por el FAIR PLAY poco se podría hacer.

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