Recuerdo haber oído a don Vito De Palma (amigo de este medio) decir durante las transmisiones de los partidos de la Roma que las esperanzas de Italia de volver a tener un jugador de los quilates de Roberto Baggio, Francesco Totti y Alessandro Del Piero, existían a través de 3 muchachos muy prometedores: Federico Chiesa, Sandro Tonalli y Nicolò Zaniolo. No lo dijo solo una vez, sino que era un tema recurrente cada vez que Vito transmitía y Nicolò pisaba el césped.
Para ese momento, los romanistas ya habíamos podido ver pinceladas de nuestro joven tesoro en los minutos finales de dos partidos resueltos: la pintura de gol contra Sassuolo en diciembre de 2018 -que incluyó un fantástico recorte de taco y un amague de tiro que sentó en el piso a Ferrari y Consigli- y el gol maradoniano a la SPAL en julio de 2020, con un Zanilo monstruoso que acarreó la pelota con pura potencia desde la media cancha y la colgó en el ángulo superior derecho de Karlo Letica.
Ambos momentos, separados entre sí por 18 meses y una lesión del ligamento cruzado (12 de enero de 2020, frente a Juventus), tienen algo en común más allá de la belleza de los goles: el Nicolo que le anotó a Consigli era el mismo que le anotó a Letica. Cuando se rompió en Turín, seguro oyó muchas veces eso que se les dice a todos los lesionados para que no decaigan: “vas a volver más fuerte”. Y, hasta mediados del 2020, todo apuntaba a que iba a ser así. Pero cuando todo parecía color de rosa, pues cerraba su temporada siendo convocado por Mancini para la Nazionale, llegó otra lesión del ligamento cruzado en el partido del 07 de septiembre frente a Países Bajos por la Nations League. No habían pasado ni 8 meses desde su primera lesión. Solo había pisado 11 veces un campo desde ese momento hasta la fatídica tarde en la Johan Cruyff Arena de Amsterdam.
Desde ese día hasta el sol de hoy, Federico Chiesa ganó una Euro con Italia (siendo figura destacada e incluso reconocido como mejor atacante del torneo), una Coppa Italia y una Supercoppa con la Juventus (siendo declarado MVP en el 2021). De igual Forma, Sandro Tonalli ya ganó un scudetto y se constituye en una de las pocas certezas en este Milán que parece haberse desarmado tras el gol de Tammy Abraham que silenció a San Siro hace pocas semanas. Mientras tanto, Nico se acostumbró a ser noticia más por sus desatinos en redes sociales, sus parejas, su entorno familiar y una convulsa vida personal, que por su desempeño en la cancha. Desde que volvió a ver acción, apenas 3 goles y 5 asistencias en 41 partidos jugados (aderezados con 12 amarillas y 2 expulsiones). Casi nada en comparación con ese jugador que prometía ser con esos chispazos y esos halagos que comentamos en párrafos anteriores.
El ex Inter Primavera seguirá perteneciendo a la Roma, muy probablemente hasta la finalización de su contrato en junio de 2024. Hasta acá, su aporte general fue modesto: por Serie A apenas 13 goles y 10 asistencias en 94 juegos (casi un gol/asistencia por cada 4 partidos disputados) y 32 tarjetas amarillas (algo más de 1 amarilla cada tres partidos). Considerando todas las competencias, sus estadísticas se maquillan un poco: 24 goles y 18 asistencias en 128 juegos, donde 40 amarillas también se hacen presentes. Sus 4 años y medio en Roma (que podrían llegar a ser seis) fueron “una de cal por dos de arena”. Al final, Zaniolo fue 2 goles para enmarcar, dos lesiones de ligamento cruzado y un gol que nos dio nuestra primera Copa europea.
Mi abuelo siempre me decía que hay que ser caballero al llegar, pero sobre todo al irse. Los «quilates» de un jugador NO solo se miden en talento dentro del campo de juego. Se miden también afuera de los terrenos de juego: en profesionalismo, madurez, consciencia de fortalezas y debilidades propias, compromiso con el grupo, con un técnico que te ha respaldado siempre, respeto por tus compañeros, humildad, etc. Que la definición sutil y elegante del 25 de mayo del 2022 en Tirana no nos haga sobredimensionar a quien desde hace tiempo ya no quiere estar con nosotros. Y por lo visto estos días, Zaniolo nos quedará debiendo incluso más fuera de la cancha que lo que nos adeuda dentro de ella.
MVA