Una derrota muy dura, un colapso que ya podría provocar un nuevo cambio de rumbo para los Giallorossi en las próximas horas, escribe Marco Juric este lunes en el diario La Repubbica. La Roma pierde 5-1 en Florencia y espera las decisiones de los Friedkins sobre el futuro de Ivan Juric en la capital italiana. El despido está ahora verdaderamente a un paso de distancia.
La actuación del equipo ante la Fiorentina podría finalmente ser decisiva y poner fin a la aventura del croata en el banquillo giallorossi. Su equipo fue humillado por su adversario, mostrándose incapaz de jugar al fútbol y adoptando las instrucciones de su entrenador. Un entrenador abandonado por sus jugadores. No se nos pasó por alto el detalle de los líderes del vestuario que tras la sustitución se dirigieron al vestuario. Demasiadas señales de rendición que podrían haber marcado el futuro del segundo entrenador en menos de tres meses.
De hecho, durante la terrible noche de Florencia, la disputa con los elementos «clave» de la Roma se agudiza, al menos por la experiencia acumulada esta temporada. Cristante y Mancini sobre todo parecen haber abandonado al técnico. De hecho, a la media hora del primer tiempo del partido de ayer Juric sustituyó a Cristante y Angeliño. En el descanso también salió el defensa que fue el héroe del último derby. Cuando llegó el momento de volver al campo, ninguno de los tres jugadores volvió al banquillo junto al resto de sus compañeros, sino que permanecieron en el vestuario, «abandonando» al equipo en triste decadencia.
Un signo emblemático del pesado clima que reina en la casa de los Giallorossi. Al menos Lorenzo Pellegrini dio la cara, pero él también ha sido duramente disputado en las últimas semanas por gran parte del Olímpico. Al final de la temporada, para todos, habrá un enfrentamiento. Cristante, que tiene el mismo agente que Juric, lleva tiempo en la lista de jugadores transferibles y ante una oferta en verano (o quién sabe ya en enero) no nos lo pensaremos mucho. Lo mismo ocurre con Pellegrini, cuyo contrato expira en 2026. El obstáculo, para ambos, es el elevado salario: casi seis con bonificaciones para el capitán, alrededor de tres para el centrocampista.