La Roma es una y sólo una. Lesiones, pérdida de forma, elecciones: cualquiera que sea la razón, los giallorossi a menudo y de buena gana se redescubren siempre iguales. Sobre todo en la liga. Es bien sabido que Mourinho no es un gran amante de las rotaciones (el año pasado terminó en el puesto 18 por sustituciones realizadas, solo por delante de Thiago Motta).
Los números de este inicio de temporada lo confirman: apenas 15 jugadores de la plantilla han sido empleados como titulares, contra 23 de Monza (primera), 21 de Juventus y Fiorentina, 20 de Torino, 19 de Lecce y 18 de Napoli y Milan. Sin mencionar que a José, incluso en los partidos, le gusta cambiar poco. Si de media, de las 5 sustituciones posibles, normalmente utiliza 4, para cambiar el partido el número baja a 3. Salerno, Torino (4º, Bove por Abraham, llegó al 48′ del segundo tiempo) y el partido contra Atalanta está ahí para confirmarlo.
Pero hay más, porque a pesar de la temporada pasada, cuando José era capaz de sacar muchas veces goles decisivos desde el banquillo (11 al final del torneo), ahora después de 7 jornadas seguimos en el último puesto. Cero goles desde el banquillo, pero lo que sorprende es que si se tiene en cuenta la cuota de participación de los suplentes, la cifra no cambia. Cero en ambos casos. Shomurodov y Belotti se acercaron el domingo pasado, sin suerte.
Es como si hubiera una Roma a dos velocidades, legible en hombres como si fuera una formación de los 80. Y esto sorprende teniendo en cuenta tanto el mercado realizado en verano por los Friedkins (con la intención de alargar la plantilla) y los números de los otros equipos. Udinese ya está en 5 goles, Lazio e Inter en 4, Fiorentina en 2 pero la cifra sube a 4 si tenemos en cuenta el porcentaje de participación de los suplentes en los goles del equipo.