Érase una vez la Roma de los goles a balón parado, un equipo que aprovechaba los tiros libres en fase de ataque para conseguir victorias mediante remontadas o en partidos tácticamente bloqueados. Érase una vez, porque esa arma parece haber desaparecido de la Roma de momento cuenta Jacopo Aliprandi en el Corriere dello Sport. Mourinho también lo ha dicho en varias ocasiones a lo largo de las últimas semanas: espera recuperar el mismo brillo y calidad de temporadas anteriores para tener un arma extra para vencer a sus rivales.
En el primer año de Mourinho, la Roma marcó 17 goles a balón parado: 11 de córner, 3 de falta directa, la misma cantidad de indirectos y 7 de penalti. El 41% de los goles ligueros de esa temporada provinieron de jugadas a balón parado. Datos similares a los de la temporada pasada (40%) con 13 goles de 50 entre faltas y penales. ¿Esta temporada? Números bajos a pesar de las oportunidades y del duro trabajo realizado también en la formación. Sólo dos goles llegaron de córner, uno de libre indirecto y uno de penalti.
Naturalmente, las ausencias de los mejores en este aspecto están en la raíz de los problemas. Como Smalling -el gran ausente de la temporada- e Ibañez en los saques de esquina, o como Pellegrini y Dybala en los tiros libres. Paredes intentó emularlos pero sin resultados óptimos hasta el momento.
En definitiva, la Roma se ha beneficiado mucho de las jugadas a balón parado en las dos últimas temporadas y ahora Mourinho quiere más de su equipo también en este aspecto. Ayudar a Lukaku en la fase ofensiva, quien ahora está visiblemente cansado después de los catorce partidos consecutivos disputados en los Giallorossi más los de la selección belga. Ha marcado un gol en los últimos cinco partidos: Big Rom necesita ayuda, los tiros libres pueden ser una solución.