Esperaban un derbi diferente, el primero al frente de la Roma. Los Friedkins también estuvieron presentes este viernes en la grada del Olímpico para el esperado partido ante la Lazio, que terminó sin embargo con la derrota de la Roma por 3 a 0. Un derby amargo para ellos, vivido con tanta tensión, insatisfacción e incredulidad por cómo el equipo no logró poner esa garra tan solicitada por el técnico en la rueda de prensa del día anterior.
Los Friedkins estaban en un lugar diferente al que normalmente se ubican en el Olímpico para los partidos en casa de la Roma. Según cuenta Jacobo Aliparandi en Corriere dello Sport, los norteamericanos se instalaron en los palcos habitualmente (en tiempos anteriores al Covid) ocupados por los patrocinadores del club o por las familias de los jugadores, Dan y Ryan vieron el partido junto al CEO Fienga y el nuevo gerente general Tiago Pinto. No se movieron durante la primera parte del partido, gracias a la tensión por los dos goles recibidos pero también gracias a un fuerte frío que golpea a la capital desde hace días.
Durante el intermedio, padre e hijo no entraron a los pasillos del estadio sino que permanecieron sentados. Casi. Porque los dos intercambiaron lugares muy rápidamente: Dan Friedkin se sentó en la silla hacia la South Curve, su hijo Ryan en su lugar a su izquierda. ¿Invertido para la buena suerte? Este aspecto de los nuevos dueños de la Roma aún no se conoce, pero estando el marcado 2 a 0 para los Biancocelesti probablemente también los Friedkin hayan intentado todos los movimientos útiles.
Dan Friedkin también se presentó en el Olímpico con una vistosa rodillera izquierda y muletas: con dolor, se le notó dolor durante el intervalo tuvo que estirar la pierna en otra silla y luego reorganizarse elegantemente cuando se reanudó el partido. Los dos estadounidenses permanecen impasibles incluso tras el tercer gol de Lazio firmado por Luis Alberto. Los presidentes no tocaron la bandeja de dulces que les trajeron durante el intermedio, sino que observaron en silencio la derrota de Giallorossi. Tras el tercer gol, solo un truco: Ryan volvió a cambiar de sitio, instalándose junto a Tiago Pinto, en la fila detrás de su padre. Al final del partido mucha desesperación y muchas interrogantes: Dan y Ryan Friedkin, abandonaron el estadio, desconsolados por cómo fue su primer derbi en la capital.