El efecto ‘Special One’ ha vuelto, o quizás nunca se fue, escribe Francesco Balzani en el diario Leggo. Con la quinta victoria en los últimos 7 partidos, la Roma de Mourinho se ha acercado a la zona Champions, obteniendo una media de tercera posición en la tabla si se calculan los resultados desde el día del primer partido de Lukaku como titular. Un éxito fruto sobre todo de la elección del técnico, que ha sacado 7 goles de los hombres que salieron del banquillo, el último de El Shaarawy con el Udinese pero con los friulanos las entradas de Bove, Azmoun y Zalewski también fueron decisivas. Un arma que Mou sólo podrá utilizar en los días de gracia, es decir, cuando todos (o casi todos) están disponibles.
Un concepto también reiterado el domingo por el entrenador portugues, que ostentan otro récord de cara a los jugadores: la Roma es el equipo que más goles ha marcado tras una serie consecutiva de toques y en cinco ocasiones ha habido al menos 10 (en el gol de Dybala ante Udinese fueron once por ejemplo).
Contra el Udinese, la Curva Sud dedicó un cantico alto y claro a Mourinho, al que agradeció en Instagram de la siguiente manera: «Quiero agradecer a la afición por cantar mi nombre, normalmente no quiero ser el centro de atención porque creo que todo el crédito Debería ir a los jugadores que luchan en el campo, pero aprecio vuestra muestra de amor«. Un cántico no sirve para convencer a Josè de la empatía con los hinchas algo que conoce de tiempo, pero si podría ser útil a los Friedkins que en estas últimas horas están reflexionando sobre el futuro del banquillo, abriendo poco a poco la puerta a una renovación.
En este momento el sentimiento entre lo dicho y lo no dicho es que todavía todo es posible. No es fácil ni probable, pero al menos plausible en un fútbol donde las certezas duran mucho menos que los contratos.