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Los Friedkin, para abordar el tema de la renovación, le pedirán a Mourinho hasta febrero resultados tangibles

Quizás era inevitable que terminara así. El entrenador pragmático por excelencia, el de los «zeru tituli» o «para ganar el espectáculo no es necesario, se trata de sumar puntos«, será juzgado precisamente según estos parámetros, escribe Stefano Carina en Il Messaggero.

De ahora a febrero, aunque los juicios ya podrían definirse dentro de un mes, el entusiasmo con la afición, la voluntad de cuestionarse a los 60 años y cambiar su manera de ser y de ver el fútbol sobre la marcha, el palmarés infinito, la taquilla, los resultados con entradas para el Olímpico constantemente agotadas no contarán para los Friedkins. O al menos contarán en una medida mínima. Para abordar el tema de la renovación, a Mourinho se le pide que, no títulos, sí resultados tangibles.

Lo que para los propietarios estadounidenses rima con Champions, en los albores de un nuevo formato que marcará una frontera clara en términos de ingresos entre los que participan y los demás que seguirán mirando. Puede que Dan y Ryan no hablen, pero cuando quieren dejar saber como esta su humor, sin duda lo consiguen. Y después del Bologna, con algunos meses de retraso, se entendió que aquella foto que tanta diversión provocó en Albufeira entre José, el staff y la plantilla con el delantero centro imaginario, no hizo tanta gracia a los dueños.

La respuesta, desde el punto de vista de Dan y Ryan, no se hizo esperar: ese «agujero» en realidad lo llenó Lukaku, quien solo, por sólo un año de préstamo, beneficios incluidos, cuesta la friolera de veinte millones. Un todo en el que ahora pide a cambio un puesto entre los cuatro primeros.

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