Dan y Ryan Friedkin decidieron aprovechar al máximo su viaje a Qatar. Ayer a su llegada a Doha el presidente romanista y su hijo fueron recibidos por algunos miembros de la familia real, encabezada por el emir Tamim bin Hamad Al Thani, escribe Alessandro Austini en Il Tempo. Un encuentro de cortesía, organizado gracias a las probadas relaciones que ya existen entre Friedkin, el presidente del PSG Nasser Al-Khelaifi y en general todo el conjunto qatarí que gravita en torno al mundo del deporte.
La cercanía entre la titularidad de la Roma y la del conjunto parisino se ha cimentado en el seno de la ECA, encabezada por el propio Al-Khelaifi que ha elegido entre sus directivos al número 1 amarillo y rojo. No es la primera vez que los Friedkins se presentan en Qatar. Durante los largos meses de negociación para comprar la Roma a Pallotta, entre los varios viajes previstos (conocieron a Andrea Agnelli por ejemplo) de hecho también habían volado a Doha para estudiar el modelo de negocio aplicado al fútbol.
El club de los Friedkin tiene otra dimensión en comparación con el PSG, pero la ambición sigue siendo alta y en el futuro podría verse impulsada por el apoyo de socios minoritarios. Difícilmente serán los qataríes, que por normativa de la UEFA no podrían controlar a dos clubes jugando la misma competición. Mientras tanto, los texanos siguen alimentando las arcas de Trigoria y han refinanciado la deuda gracias a la emisión de un nuevo bono de 175 millones colocado en la Bolsa de Viena a finales de octubre, cubriendo de su propio bolsillo los 92 millones de euros restantes para la devolución de la obligación anterior.