El domingo, al final del partido contra el Udinese, parecía haber comenzado una nueva luna de miel entre Mourinho y la Roma, pero sólo cuatro días bastaron para hacer retroceder el tiempo, escribe Massimo Cecchini en La Gazzetta dello Sport.
«Aquí hay gente que no tiene historia en Europa y juega de forma superficial». No estamos al nivel de acusaciones y purgas rápidas tras el 6-1 de Bodo, pero son palabras que hacen ruido. Más aún si reflexionamos sobre el hecho de que la familia Friedkin se plantea renovar el contrato del portugués, que espera y espera, también porque la ‘jubilación’ árabe no le atrae. El balón, por tanto, está en el campo de los dueños, que se comunica con Mou pero interpretan el deporte de otra manera.
Mou, por su parte, tiene las ideas claras. «Están en un nivel superior. A mí me pagan por resolver problemas, ya que ellos también tienen otros intereses«. En Trigoria explican que para una familia que no creció con el fútbol, interactuar con un entrenador que ha ganado 26 títulos es lo correcto. Que quede claro, los 8 millones de sueldo del técnico representan una cifra importante, pero Dan Friedkin es quien contrató a Leonardo DiCaprio para su última película pagándole 30 millones. Es decir, otros niveles.
Por supuesto, la familia sabe bien que a todos les gustaría una renovación de por vida para José, y eso será evaluado. Pero al igual que la clasificación para la Champions, que hasta ahora los Friedkins sólo han visto por televisión.