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Los Friedkin cambian los estatutos del club y se abre a otros socios para hacer frente a la inversión del nuevo estadio

La nueva Roma, fuera de la Bolsa, ha sido declinado como «único» en el mundo de todos los clubes italianos dado que se permite la presencia de socios con «pedigrí», escribe Rosario Dimito en Il Messaggero. La reunión extraordinaria del 18 de octubre, celebrada en la oficina del notario Luca Amato de Roma, en presencia de Pietro Berardi, director general del club Giallorossi, controlado por el accionista único Neep Roma holding, a su vez propiedad de Romulus and Remus Investments lic (RRI), la financiera de Dan Friedkin, aprobó el nuevo estatuto con la transformación de spa a srl (spa: sociedad conjunta y s.r.l :sociedad de responsabilidad limitada son dos tipos de sociedades anónimas caracterizadas por importantes diferencias) ​​y modificó las anteriores ampliaciones de capital hasta 520 millones a completar a finales de 2024.

Esta renovación se produce tras la OPA realizada por Friedkin para la exclusión de cotización de la empresa a partir del 14 de septiembre. Los cambios con respecto al pasado, se caracterizan por una estructura organizativa reducida también desde el punto de vista de las obligaciones formales. El capital se divide en cuotas, mientras que en la sociedad anónima se divide en acciones. Dicho esto, dentro del punto de inflexión casi epocal desde el punto de vista legal de la AS Roma destaca lo regulado por el art. 6.5 de los estatutos sociales: “Podrán crearse categorías de acciones que no atribuyan derecho de voto o que atribuyan al accionista derechos de voto en una cuantía que no sea proporcional a la participación de éste, o derechos de voto limitados a materias determinadas o sujetas a la concurrencia de condiciones particulares no meramente potestativas”,

Ya que estamos ante el club de fútbol romano, el tema que más nos preocupa podría ser la construcción del nuevo Estadio cuyo proceso se ha encaminado al Campidoglio. Los Friedkin estarían buscando otros accionistas para hacer frente a la inversión, actualmente fijada en 582 millones. Teniendo en cuenta que la última junta de accionistas de la compañía elevó la nueva exigencia a 520 millones y se aplazó dos años el plazo de financiación, haber previsto una categoría de accionistas ligada a un «sujeto» es un indicio muy elocuente, es decir , que la capital podría estar abierta a quien construya el estadio.

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