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Lorenzo Vitali, antiguo consejero general de la Roma, funge como CEO tras la salida de la señora Souloukou pero sin nombramiento oficial; los Friedkin no están convencidos de un rol a largo plazo

El chiste que circulaba ayer en la ciudad, en la radio y en las redes sociales: «Un día sin notas de prensa ya es un paso adelante», dice mucho sobre el momento que viven los gitanos, escribe Stefano Carina en Il Messaggero.

A pesar de las garantías de los Friedkins, persisten las dudas sobre el futuro. Y al menos a corto plazo sólo podrá disiparse con los próximos nombramientos de nuevos directivos. Hasta la fecha, la Roma esta sin su director general (que, entre otras cosas, también era responsable del estadio): la culminación de un vacío detrás de ellos. De hecho, en la lista también falta un director general, un director técnico, un director comercial, un responsable de recursos humanos y otro del área Venue (el encargado de la gestión del evento).

Hay una gestión ordinaria que llevar a cabo y ésta ha sido confiada – hasta la fecha sin nombramientos oficiales – al abogado Lorenzo Vitali, antiguo consejero general de la empresa, que desde el adiós de la señora Souloukou esta llevando la autogestión en la que se encuentra Roma, punto de referencia en Trigoria. Una especie de director general interino, aunque los Friedkins aún no lo han hecho oficial en este sentido.

De hecho, asegura por su parte el diario Il Tempo, a pesar de los numerosos rumores, la figura del abogado Lorenzo Vitali, aunque muy apreciada en Trigoria, no convence para desempeñar a largo plazo el rol de CEO del club.

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