Paradigme

Las cinco claves que llevaron a Mourinho a lograr tan buen momento en la Roma

En los tiempos de Luis Enrique, las citas del escritor Paulo Coelho estaban de moda en Trigoria. Algo debió quedar en el aire, escribe Massimo Cecchini en La Gazzetta dello Sport, porque la frase que parece encajar en estos días de entusiasmo podría adaptarse a la Roma moldeada (a duras penas) por José Mourinho: «Creo que sólo uno cosa hace realidad un sueño: el miedo al fracaso”.

De hecho, este podría ser el mantra del estar en la antesala a la zona de Champions que cultivan los hinchas giallorossi. Si quisiéramos resumir, podríamos decir que la Roma ha encontrado la fórmula de las «5 C». «C» de carácter, condición física, cambios, cambios y comunicación. Suficiente para soñar. Poco que decir. Un equipo que es capaz de anotar en la liga 7 veces sobre el 90 es el tipo de escuadra que nunca muere. Gracias a esta racha –que hace dos días vivió otra etapa en Nápoles– 7 puntos han llegado en los finales. Si los sacamos de las lista, sería un desastre el ranking.

Contar con ellos, en cambio, podría abrir virtualmente las puertas del paraíso, que trivialmente significa los aproximadamente 50 millones asegurados por estar en la máxima competición europea de clubes. Carácter, entonces, también significa mucho valor. A veces incluso demasiado, dado que la tarjeta amarilla siempre es algo habitual, pero es un inconveniente que Mourinho lo acepta de todos modos. A pesar del doble compromiso semanal en Europa, el equipo parece estar navegando con el viento en popa. Ante el Napoli, los napolitanos parecían ser los que habían jugado el jueves, cuando en realidad fue la Roma la que disputó las semifinales de la Conference League ante el Bodo. Una muestra de que el trabajo semanal del staff del portugués funciona, así como la recuperación y prevención de lesiones, que afortunadamente han alcanzado mínimos históricos en los últimos años.

Hasta en la táctica se está viendo el compromiso diario. Si la defensa de tres se ha convertido en la marca registrada desde hace unos meses, a veces se ejecuta de diferentes maneras: con dos delanteros y un mediapunta, o con dos centrocampistas ofensivos y un delantero. El tan maltratado banquillo de los giallorossi parece ahora una mina de soluciones. Contra el Salernitana fue Carles Pérez el que llegó para sacar las castañas del fuego, mientras que contra el Napoli le tocó a El Shaarawy dar el punto de inflexión a un partido que desde luego los giallorossi no se merecían perder. El resto es toda harina del saco de Mourinho. Con su musculosa comunicación dirigió la temporada y el pasado domingo no fue la excepción.

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