La herida está abierta y, deportivamente, sangrando. En la ciudad se habla solo de «los agravios sufridos» en la final de la Europa League, pero ya alguien le ve un final feliz a esta triste historia. Incluso si la «herida» tardará mucho en sanar, las controversias posteriores a Budapest están uniendo aún más el entorno; hasta el punto de que el círculo en el que se apretó el equipo durante la noche húngara, escuchando en religioso silencio el discurso de motivación de Mourinho, se está convirtiendo en una especie de unidad digna de la mejor estrategia militar romana. La Roma es cada vez más compacta, dentro y fuera de Trigoria.
Mientras tanto, la UEFA continúa con su investigación sobre el partido y del ardiente post partido en el Puskas Arena, analizando (con el apoyo de videos difundidos en la web) las duras protestas de Special One contra Taylor. José podría ser sancionado con hasta tres fechas, pero el árbitro también puede ser sancionado por la UEFA.
De hecho y según Corriere dello Sport la cúpula alta de el órgano rector del fútbol europeo, empezando por el designador Rosetti, no estarían de acuerdo en como el inglés llevo el partido y por lo tanto el colegiado internacional podría verse alejado de veladas tan prestigiosas del fútbol europeo por algún tiempo tras la investigación abierta. Algo que dejaría en evidencia a Papu Gomez que decía a Sportitalia que «el árbitro estuvo muy bien» y que «quizás fueron los jugadores de la Roma los que pidieron un poco de más«.
