Ganar al Spezia para ir a la Europa League e intentar, el año que viene, llevarse a casa esa copa que tan amargamente se le escapó en Budapest. Este es el objetivo con el que la Roma saltará este domingo al campo para el último partido del año: deben estar con los jugadores sus hijos, como manda la tradición, y quizás eso saque alguna sonrisa de todos cuenta Corriere dello Sport.
Por lo demás, con el apoyo de un Olímpico repleto, la Roma tendrá que concentrarse porque el partido cuenta y no poco. El equipo llega en las peores condiciones, morales y físicas, tras 146′ de batalla en Hungría: no estará Dybala, que salió de la Puskas Arena cojeando de forma llamativa, y con toda probabilidad no estará tampoco Matic, al menos no de inicio, ya que no lo está pasa muy bien desde el punto de vista muscular. No estará Mourinho, sancionado, pero estará en el estadio.
En defensa es posible que Llorente pueda empezar desde el principio. Celik y Zalewski deben jugar por las bandas porque Spinazzola es otro de los que dejo la grama del estadio de Budapest visiblemente agotado, en la mitad del campo le tocará el turno a Bove.
El centrocampista es uno de los que más ha crecido esta temporada, él también tendrá que sentarse con el club a planificar el futuro pero, ahora mismo, en cuanto a mentalidad y estado físico representa una garantía. Arriba también es duda la presencia del capitán Pellegrini que salió con molestias de la final, ElSha pudiera ver minutos de inicio con uno entre Bellotti y Abraham.