La fiscalía de la FIGC ha abierto diligencias por las declaraciones de José Mourinho. Sus palabras se consideran ‘perjudiciales’ para el árbitro Matteo Marcenaro, que dirigirá el partido de esta tarde entre Sassuolo y Roma.
El técnico, al ser reincidente, se arriesga a recibir a una sanción temporal como ocurrió el pasado mes de junio, cuando la justicia deportiva italiana le condenó a una sanción de 10 días. La motivación – recuerda Gianluca Lengua en ‘Il Messaggero‘ – en aquel momento estaba ligada a las declaraciones que el entrenador había dirigido al árbitro Daniele Chiffi inmediatamente después del Monza-Roma del 3 de mayo («Técnicamente es horrible. Es el peor árbitro». Nunca me he encontrado»).
En caso de condena, tanto él como el club corren el riesgo de ser sancionados con una multa económica: «Son palabras inaceptables», afirmó a Ansa Carlo Pacifici, presidente de la Asociación de Árbitros: «Declaraciones que considero engañosas, gratuitas e inaceptables. Si alguien piensa que está actuando de forma pretáctica al ejercer presión psicológica sobre los árbitros, está absolutamente fuera de lugar. Son palabras que pueden generar violencia«.