En las últimas semanas la dirección de la Roma ha definido el libre traspaso de Pedro y ha conseguido darle a Fonseca la confirmación de Mkhitaryan, quien terminó su contrato con el Arsenal y llegó a un acuerdo con el conjunto Giallorossi como agente libre. El siguiente nombre en la lista de fichajes en Trigoria es el de Smalling, cuya compra fue solicitada específicamente por el técnico portugués, que valoró profundamente sus cualidades técnicas y de liderazgo la temporada pasada.
El deseo del técnico fue plenamente aceptado por Dan y Ryan Friedkin (que actualmente operan en Londres junto con Marc Watts), quienes le dieron un mandato al CEO Fienga para completar las negociaciones por el clase 1989, cuya compra se considera una prioridad. especialmente en virtud de la voluntad del cuerpo técnico de seguir adelante con la defensa a tres. De momento el departamento de zagueros ve la presencia de cuatro laterales derechos (Santon, Florenzi, Bruno Peres y Karsdorp), tres laterales izquierdos (Kolarov, Spinazzola y el joven Calafiori que está destinado a tener mucho más espacio en la rotacion del próximo año) y apenas cuatro centrales (Fazio, Ibáñez, Juan Jesús y Mancini, pero también hay que considerar el posible desplazamiento de Kolarov como tercero central por izquierda). Además del evidente hacinamiento en el carril derecho, destaca el reducido número de centrales, motivo que llevó a Fonseca a pedir con insistencia a Fienga y al nuevo propietario que hicieran un esfuerzo por Smalling. El Manchester United en julio y en los primeros días de agosto levantó un verdadero muro durante la negociación, con la Roma siendo desplazada por la solicitud de 20 millones más 5 en bonificaciones, oferta formulada pocos días después del cierre de las listas europeas ante el desafío con Sevilla.
Según cuenta informa Filippo Biafora en el diario Il Tempo, el conjunto Giallorossi ha vuelto ahora a la oficina y han confiado la operación a un intermediario distinto al que había traído a Smalling a Italia el verano pasado: la voluntad es cerrar el trato con un desembolso total de 16-17 millones, confiando en particular en la firme intención del jugador de continuar su carrera en Italia. Una presión que puede ser decisiva al rechazar cualquier planteamiento de otros clubes.
