Doce atajadas. Doce, en un partido. El destino es extraño y amargo si impide que Mile Svilar celebre el récord de esta edición de la Europa League. Aquella salida imperfecta, en la que pagó el cambio de interlocutor de N’Dicka a Smalling, provocó el gol en propia puerta de Mancini que hizo añicos el sueño de la Roma. Nadie es insuperable, ni siquiera él. Pero Svilar en Leverkusen realmente parecía un superhéroe vestido de amarillo hasta aquel fatal saque de esquina escribe Roberto Maida en el Corriere dello Sport.
Lo bueno es que SuperMile de repente se ha convertido en un elemento central en los planes para el futuro del conjunto capitalino. Hasta mitad de temporada fue sólo un reserva en busca de afirmación y autoestima. Desde que asumió como titular, también ha llevado a la Roma punto tras punto en la liga, enmascarando las limitaciones defensivas de un equipo nada impecable y las inevitables dificultades de un sistema de juego muy proactivo.
Ahora Svilar, que llegó hace dos años libre procedente del Benfica, es un activo importante del club. Nacido en 1999, tiene el salario más bajo entre los titulares y próximamente será convocado para renovar contrato. A menos que la Roma, ante una super oferta, aproveche la hazaña para saldar el presupuesto con una plusvalía. Se pudiera comenzar hablar de ello a partir de 30 millones. Pero ahora mismo De Rossi no quiere pensar en ello.