Paso a paso, balanceándose y sonriendo, Paulo Dybala parece interesado en batir sus propios récords. No en términos de goles, no en términos de asistencias, sino en términos de consistencia. Nunca había jugado ocho partidos consecutivos como titular con la Roma en Serie A. Hay que remontarse a 2018, a la Juve de Allegri, para contar ciertos números de fiabilidad. Ahora, sin embargo, puede mejorar haciendo el noveno en Udine, el próximo domingo, si Ranieri lo utiliza dos días y medio después de otro importante partido fuera de casa: en Alkmaar en la Europa League.
Con Ranieri, más que con el nuevo preparador atlético Sertori, el feeling fue inmediato. Y empujó a Paulo a recuperarse lo antes posible, sobre todo mentalmente, para evitar que el escepticismo sobre su permanencia en Trigoria se encendiera cuenta este domingo Jacopo Aliprandri en el Corriere dello Sport.
Una vez terminada la telenovela saudí, que de alguna manera influyó en el caos posterior dentro del club, Dybala también detuvo a su representante Carlos Novel, a quien Ranieri citó el viernes como su nuevo agente. Pero Paulo no tenía intención de trasladarse a Estambul para jugar en el Galatasaray, especialmente no a mitad de temporada. Y así lo dejó claro en una conversación privada con el técnico que no quería irse.
Ranieri y Ghisolfi están trabajando para proponer una nueva extensión hasta 2027 con un salario repartido entre los años de contrato. El acuerdo permitiría a los Friedkins ahorrar alrededor de 5 millones brutos, que en la era del fair play financiero no son detalles.