José Mourinho y Marco Serra siguen enfrentados. Con la Roma furiosa por la actitud del árbitro de Turín. La mecha se encendió la noche del martes en Cremona, las palabras pronunciadas, los gritos y las actitudes (las manos en los bolsillos como si saliera de una discoteca, mal mal mal), las réplicas inmortalizadas por las cámaras («Todo el mundo te está jodiendo, vete a casa , vete a casa», le habría dicho el árbitro a Special One), todo acabará en manos del fiscal federal, Giuseppe Chiné, que entre este miércoles o jueves escuchará al técnico de la Roma y que hará lo propio con el árbitro de Turín (sí, el del Milan-Spezia, de lágrimas de cocodrilo en los brazos de Ibrahimovic tras un garrafal error), cuyo futuro dentro de la CAN esta vez correría más peligro que cuando Rebic le agarro por el cuello.
El árbitro ayer a primera hora de la mañana fue tomado por sorpresa. La versión que brindó Marco Serra chocó con las imágenes que, desde los sitios, pronto circularon por la red y la opinión pública. Manos en los bolsillos, eso bastaría para caracterizar al árbitro de la sección de Turín. Pero esa frase, que la lectura de labios no debe alejarse mucho de «todo el mundo te está jodiendo, vete a casa, vete a casa» ciertamente descalifica la imagen que debe dar un director de carrera.
La Roma espera que el cuarto árbitro sea sancionado cuenta Corriere dello Sport. Lo contrario sería impensable. Así como espera que el recurso total sea aceptado en virtud de las provocaciones del cuarto árbitro hacia el entrenador. También porque en Trigoria todo el episodio no sólo parece paradójico sino también anómalo. Y visto como un caso nuevo y único.
