Como en Budapest, en los penaltis, pero esta vez con una final lleno de luces, que ilumina hoy y mañana, escribe Alessandro Angeloni en Il Messaggero. La Roma está en octavos de final de la Europa League, después de un desafío interminable, apasionante y reñido. Más penales, sí: y no lo llamemos lotería.
Es el talento el que decide, la frialdad, la frescura, el trabajo, no la suerte. O no sólo eso. Es el talento y la energía del héroe Svilar, que revolotea entre los postes y hace estallar el Olímpico, a pesar del error de Lukaku, el hombre de Europa, que llegó cansado a los once metros y que asustó a todos con su error. Es Roma otra vez, contra Reyenoord. Y el talento de Zalewski, que decide desde los penaltis y lleva a la Roma al sorteo de octavos de final. La maldición (para otros) continúa. Y De Rossi disfruta de su primera noche de verdad, de esas que no se olvidan. Es un grito en el cielo, se evitan las lágrimas. La Roma sufre, gana, merecidamente.
Y en el superar estar eliminatoria hay un dato increíble. Los Giallorossi que se enfrentarán al Brighton de De Zerbi en octavos de final: partido de ida en el Olímpico (7 de marzo) y vuelta fuera de casa (14 de marzo). El club capitolino es el único de Italia que alcanza los octavos de final de una competición europea por décima vez consecutiva. Nadie como la Roma, que actualmente ocupa el noveno puesto en el ranking de la UEFA. De Feyenoord a Feyenoord. La racha positiva, de hecho, comenzó en 2015 ante el conjunto holandés.
