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La Roma en Europa League | Slavia Praga-Roma, ser reactivo como discurso

La Roma encaraba su visita al Fortuna Arena de Praga con la obligación de obtener un resultado positivo que le permitiera sellar, virtualmente, no solo una clasificación, sino una hipotética primera plaza en esta Fase de Grupos de la UEFA Europa League. El resultado final acabó con ventaja para el cuadro checo y fue negativo para los intereses romanistas, pero además fue acompañado de un juego desalentador. No es necesario remontarse mucho en el calendario para encontrar el único partido en el que la Roma recibió los mismos tiros del rival a su arco (19) y dispuso del mismo número de saques de esquina a favor (0). Aquel partido fue la visita a Milan para enfrentar al Inter, y tristemente, este encuentro tiene muchas coincidencias con aquella jornada 10 de Serie A.

¿Solo cuestión de intensidad?

El Slavia saltó más conectado al terreo de juego. Más allá de un pequeño connato de presión alta de la Roma, los checos metieron mayor intensidad en los duelos, recuperando la posesión del esférico con una presión posicional al más puro estilo del Ajax de Ten Hag. La acumulación de jugadores le permitía asfixiar la salida del balón de la Roma. La concentración era alta, obligaba a la Roma a despejar, rifando la posesión, o a jugar con Svilar, sobre el que rápidamente saltaba un jugador para obligarle a jugar en largo.

Pressing individual del Slavia provocando que la Roma no pudiera conectar con centrocampistas.

Pero la intensidad no fue la única herramienta que empleó el Slavia Praga para derrotar a la Roma. Posicionalmente, Trpisovsky puso en jaque al staff técnico de José Mourinho. Consiguió que el 80% del tiempo se disputara en los dos tercios de campo que defendía la Roma. Durante el primer tiempo el porcentaje fue incluso mayor, y la banda derecha de los Červenobílí fue el flanco de ataque principal. Masopust (72) y Provod (70) fueron los jugadores con mayor intervención en el juego local, dejando muy atrás al siguiente jugador en cuanto a peso con balón de su propio equipo. Ndicka (74) fue el único jugador del partido con una participación mayor.

El Slavia posicionó jugadores en los laterales de los interiores giallorossi, encontrando espacios y alargando las vigilancias defensivas de la Roma. Consiguieron acumular mucho volumen de juego por el carril derecho, finalizando con uno de los puntos fuertes del equipo, definir las jugadas con centros laterales para que, desde el costado opuesto, golpear con fuerza la defensa y portería contraria.

Ogbu (CT) conduce hasta campo rival. Masopust (CT) encuentra espacio en el carril. Provod (DL) fija la marca de El Shaarawy. Doudera libre para recibir en intervalo gracias a las vigilancias que generaban la diferente altura de centrocampistas y atacantes del Slavia Praga.

El equipo checo supo encontrar el hombre libre con facilidad, sea en el centro del campo o construyendo la jugada desde una posición defensiva. Los centrales aumentaban su altura alejándose de la marca individual. La movilidad fue clave, y la falta de tensión competitiva condenó a la Roma. El Slavia no encontró oposición y los datos ofensivos tan solo hacen que corroborar la sensación de superioridad dejada durante los noventa minutos.

Tan solo centrando su posición y moviéndose a la espalda de Lukaku, Holes (CT) ofrece línea de pase a su guardameta para superar la presión alta de la Roma.

Masopust, el hombre clave

El número 8 del Slavia dio una absoluta exhibición de cómo interpretar el juego. Ofensivamente, pisó constantemente zona de interior. De esta forma, sumaba superioridad numérica sobre un tibio centro del campo romanista. En el primer tanto local, es quien remata libre de marca en el punto de penalti, obligando a Svilar a una estirada. En el segundo, es el protagonista absoluto. Después de una basculación de Bove para sumar presión en el carril izquierdo, Çelik fijado por Provod en el extremo, con la defensa hundida para defender un centro lateral, y con Paredes en modo pasivo, el Slavia encontró a Masopust liberado en el balcón del área para que conectara un derechazo que, a la postre, certificó la victoria local.

Apareció en todas las alturas del campo. Sumó tanto atrás como delante, leyendo las necesidades del equipo a la perfección, y desajustando una y otra vez la estructura romanista. De su figura nace la superioridad del Slavia, y con él mismo, dio la estocada final a una Roma sin argumentos tácticos.

Momento en el que Masopust dispara a portería para poner el 2-0 en el luminoso del Fortuna Arena.

Reacción tardía e insuficiente

El primer disparo a portería de la Roma se produjo dos minutos después de encajar el primer gol. Es decir, cerca de la hora de partido. Hasta el momento, los jugadores de Mourinho se mostraron a merced de la voluntad e intensidad del cuadro local. Esta fue una nueva ocasión en la que la reactividad de la Roma no se mostró como un recurso, sino más bien como el discurso principal del equipo. La Roma no buscó arco rival hasta que se vio por debajo en el marcador.

Los últimos treinta minutos de partido se pudo ver una Roma más propositiva, aunque del todo insuficiente. Ndicka fue el estandarte de ello, conduciendo hasta tres cuartos de campo y dirigiendo el equipo con balón. Su asociación con Cristante y Lukaku provocó que se encontrara con mayor asiduidad al hombre libre. Este no fue otro que Edoardo Bove, único jugador salvado de la quema por el preparador luso en las declaraciones post partido.

El debut de João Costa queda como anécdota en una actuación coral para olvidar rápidamente, pero que hace saltar las alarmas desde una perspectiva concreta. La Roma se está abonando a resolver encuentro a base de coraje y poco juego. En este encuentro no tuvo el éxito encontrado versus Monza y Lecce. Además, su rival mostró una versión más contundente que en partido de la tercera jornada. Su partido, calcado al jugador contra el Inter, es sonrojante y desilusionador a partes iguales, clamando por un golpe de timón urgente que rectifique la marcha actual del equipo.

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