Con el pitido final del colegiado francés Jérôme Brisard, la Roma puso el punto y final a la fase de Grupos de la UEFA Europa League con una cómoda victoria, pero sin el objetivo principal en el zurrón. Pese al 3-0 reflejado en el marcador, la victoria ante el cuadro moldavo no sirvió para finalizar en primera posición.
La derrota de la cuarta jornada en Praga condicionó las opciones de la Roma de evitar la ronda de dieciseisavos de final de la segunda competición europea, y el empate en Ginebra directamente las dinamitó.
Partido para volver a la senda del juego
El equipo disputó un encuentro correcto. Ante las pocas exigencias del rival se limitó a jugar de la forma que viene haciéndolo en los últimos meses. Un mediapunta que trabaja para permitir la superioridad en el costado izquierdo; presión tras giro rival; vivir en campo contrario; enlazar pases de corta distancia; aceleración del juego en 3/4 de campo; etcétera.
La variedad vino en la comodidad de tener los dos carrileros altos. Con su amplitud, la Roma fue dinámica y fluida en un primer tiempo en el que buscó con insistencia la portería rival. Se explotó el pasillo interior para atraer y fijar marcas, y así ganar ventajas numéricas por los carriles exteriores. El 82% del tiempo del encuentro se jugó en los dos tercios de campo que defendía el equipo de Tiraspol.
Brillo individual
José Mourinho alineó a Mile Svilar, portero que ha diputado la totalidad de los encuentros defendiendo el marco romano en esta competición. El guardameta serbio ha finalizado la fase de grupos con el tercer mejor ratio de tantos encajados, 0’7 por encuentro. Su participación fue testimonial ante un Sheriff Tiraspol con nula amenaza ofensiva.
A Svilar le acompañó otro habitual de la Europa League, Çelik. El turco jugó minutos de central por la derecha y de carrilero, alternándose en la posición con su compañero Karsdorp. Ambos tuvieron presencia en ataque, pero menos impacto que el que tuvo Zalewski por la izquierda. El polaco completó 4/5 regates con éxito, mostró una calidad exquisita con controles con el exterior, y fue durante el primer tiempo una de las evidentes puntas de lanza de la Roma en ataque.
Si el polaco aprovechó los buenos minutos de Aouar, que sin balón le barrió varias marcas y atenciones, al otro canterano, Edoardo Bove, no le hizo falta mucha colaboración. Con n 96% de acierto en el pase lideró al equipo con balón, tomando unos galones que le hemos exigido en los últimos meses. Se asoció mucho en corto, pero también tuvo la capacidad de hacer llegar el balón al último tercio de campo (10), y tuvo el tercer mejor registro en pases progresivos (7). Todo ellos sin dejar de ser el estandarte defensivo, liderando también la estadística de tackles + intercepciones del equipo. Por cierto, finalizó el encuentro jugando de central izquierdo.
Zalewski y Bove no fueron los únicos canteranos que disputaron minutos en el encuentro. A ellos se les sumó Pagano y Pisilli, que vió portería y lo celebró de forma emotiva, y el debutante Mannini. En definitiva, trámite que el equipo selló con certeza y le sirvió para que los jugadores menos habituales y jóvenes continúen en su progresión competitiva para lograr ser considerados por Mourinho en los próximos encuentros.