Cinco carrileros para dos roles, cinco decepciones continuas. Consideremos a El Shaarawy en la discusión, porque Mourinho solo lo usa a veces como jugador de banda. El gran problema de la productividad comienza ahí. Mourinho lo subrayó, es evidente desde hace muchas semanas. Cuando la Roma ataca a un rival se cierra con un bloqueo bajo, intenta correctamente ampliar el juego explotando las líneas laterales. Excepto que muchas veces nadie logra inventar una cruz decente cuenta Roberto Maida en el Corriere dello Sport.
Se ve a simple vista, los números lo confirman: en acción la Roma ha marcado 6 goles con centros (con seis rematadores diferentes) pero está penúltima en la Serie A en precisión en la especialidad (décimo sexta si tenemos en cuenta también las copas). La tasa de éxito es del 20 por ciento: 47 centros buenos de 234. El entrenador también tendrá algún defecto: ¿quién entre los entrenadores no tiene alguno? – pero la plantilla tiene un innegable problema de calidad individual.
Y pensar que en las intenciones de Tiago Pinto el rocoso Kristensen, impecable por su espíritu y determinación, debería haber sustituido a Karsdorp. Este malentendido provocó una desviación de los planes del mercado. Porque Karsdorp se quedó en Trigoria y la Roma no pudo incluir en el grupo a un central que sería de gran utilidad incluso tras la llegada de Huijsen. Sin embargo: analizando los datos de cada carrilero podemos comprobar que el proveedor de cruces más asiduo es Spinazzola. En el campeonato intentó 55, casi 3 por partido de media, pero acertó sólo 16. A Kristensen le fue aún peor de media, con 7 de 34. Luego están Zalewski (6/22), Karsdorp (3/15) y el poco utilizado Celik (1/4). Los centros no son la única rueda del engranaje que no gira, pero sin duda es un punto débil que los entrenadores rivales ya conocen.