Una sonrisa desde Bérgamo. Y no es el de Huijsen y Karsdorp, los neerlandeses que se dejaron ver muy sonrientes en el descanso del Gewiss Stadium mientras la Roma se hundía. Es la alegre emoción del joven Joao Costa, extremo portugués de origen brasileño que vivió su segunda noche de Serie A ante la Atalanta. Debutó en liga el 22 de abril contra el Bologna. Y De Rossi el domingo le envió al campo para componer un 3-4-1-2 ultraofensivo. Joao Costa tenía la tarea de atacar a Zappacosta por el flanco derecho del frente ofensivo pero no tuvo tiempo de incidir en el resultado. Tampoco era justo esperarlo de un chico nacido en 2005 que apenas hace unos meses llego al primer equipo.
Sus cualidades para superar la marca y correr rápidamente hacia la portería contraria ya fueron notadas por José Mourinho en otoño, quien le hizo debutar profesionalmente en la Europa League en el campo del Slavia Praga. Sobre ello insistió De Rossi, citado recientemente en rueda de prensa: “Joao tiene que recorrer mil kilómetros para convertirse en un futbolista preparado y maduro pero tiene características que no existen en nuestra plantilla. Es atrevido, regatea y dispara a portería. Por eso siempre entrena con nosotros«.
Al final de la temporada, la Roma decidirá si lo mantiene en plantilla o lo cede por una temporada para completar su formación. Joao Costa seguramente ya no es jugador de la Primavera y eso es todo: a partir del 10 de marzo sólo se le vio una vez con los chicos de Guldi, en Génova contra la Sampdoria. El resto quedó a disposición de De Rossi. Cuya opinión será fundamental para el futuro del chico que mientras tanto se ganó un lugar en la selección portuguesa sub-19.
