La derrota ante el Como puede leerse como un punto de no retorno. O mejor dicho: como un nuevo comienzo asegura Corriere dello Sport. La Roma debe cambiar de marcha en la segunda mitad de la temporada y lo hará con una plantilla diferente. Ranieri cuenta con el apoyo de la familia Friedkin para iniciar una revolución. Porque ahora nadie es intocable, ni siquiera los lideres del vestuario. Todos están en duda. Empezando por Pellegrini, Cristante y Mancini, hasta Ghisolfi.
Un lateral derecho, un atacante y un defensor con el pie derecho como pie preferido. Éstos son los objetivos a corto plazo que se marcan en Trigoria. En primer lugar, se necesita un vice Dovbyk, un futbolista capaz de jugar en lugar del ucraniano o junto a él. El perfil que gusta es el de Raspadori, ex estrella del Sassuolo que no tiene espacio en el Napoli de Conte. En teoría, debería ocupar el lugar de Shomurodov, de forma permanente o al menos cedido. Lo cual no es muy sencillo debido al contrato por valor de 1,5 millones por temporada.
Además, es urgente encontrar una alternativa a Mancini. Tras la hazaña de Saud ante el Braga, la prioridad es un lateral derecho capaz de enviar centros buenos y superar la marca con regates. Svilar gana muy poco (menos de un millón) y no descarta marcharse de Trigoria. Koné está en el punto de mira de la Premier League: a finales de año podría lanzarse una subasta por el francés.
En enero podría salir de Nicola Zalewski, cuyo contrato aún expira. Hermoso, sin embargo, puede regresar a España de inmediato. Baldanzi sigue prácticamente sin jugar y se plantea probar otra experiencia, quizás cedido. Lo mismo ocurre con Dahl y Sangaré, demasiado inmaduros para ser útiles a la causa gitana en el futuro inmediato. Paredes y El Shaarawy tienen contratos que vencen en junio: ¿continuarán o no?