Lo cierto es que será una revolución. Cultural, pero también metodológica. Porque cuando un OVNI aterriza, borra un poco de todo lo que lo rodea, escribe Andrea Pugliese en La Gazzetta dello Sport. Aquí, el aterrizaje de Mourinho en Trigoria será más o menos así. Los métodos, las personas, pero también aspectos fundamentales como la cultura del trabajo y la comunicación cambiarán. Porque Mourinho será entrenador, técnico y comunicador al mismo tiempo. Uno y por el valor de tres. Y quizás eso también convenció a los Friedkins de afrontar una inversión tan cara.
Su staff podría estar integrado por algunos miembros romanos, pero sobre todo con un hombre que ya conozca el entorno y que pueda ser de ayuda para Mou. Los aficionados obviamente sueñan con alguien como De Rossi, en las últimas horas se ha mencionado también el nombre de Walter Samuel, que de Mou fue jugador del Inter de Milan (y que jugó en la Roma de 2000 a 2004). Pero la revolución también estará en los métodos de trabajo y las sesiones de formación. Dinámica intensa y eficiente. Nunca más allá de los 90 minutos, pero siempre con el balón, desde el inicio de la temporada. Para Mourinho no hay diferencia entre entrenamiento atlético y sesiones técnicas: el trabajo de fuerza, resistencia, explosividad y fondo se realiza siempre con balón.
La filosofía es simple: el fútbol se juega con el balón, el running y el gimnasio son para la recuperación. Desde los primeros días se irá en busca de la identidad del juego mediante la aplicación de los principios, sin trabajo «seco». Es un entrenamiento integrador, para promover el desarrollo de la concentración. Utilizando la pelota en los distintos ejercicios esto sucede, sin el balón no. “La carrera como fin en sí misma implica un gasto energético, pero en lo emocional tiende a ser cero, frente a situaciones complejas que ayudan a concentrarse”, dijo Mou. Aquí, la revolución también será esta. Y ayudará a los giallorossi a trabajar mejor.