La Roma se cae a pedazos, por un lado Fonseca, por otro al equipo. La derrota con el Napoli, la sexta de nueve enfrentamientos directos, ha traído de vuelta viejos problemas, distorsiones y acusaciones mutuas. El futuro, escribe Matteo Pinci en el diario La Repubblica. Parece casi marcado: en el verano a menos que pasen milagros, los Friedkins ya han comenzado el casting, y estarían divididos entre la experiencia de Max Allegri y la frescura del alemán Julián Nagelsmann.
Pedro que sale nervioso y molesto pidiendo explicaciones. Dzeko mirando al vacío, perdido, perdido, exhausto. Las instantáneas del partido ante el Napoli se enriquecieron con un nuevo capítulo al final del partido con las palabras de Lorenzo Pellegrini. El capitán elegido por el propio Paulo Fonseca que en un santiamén cava el foso que separa equipo y técnico. La distancia sobre lo que hizo mal la Roma es claramente una culpa mutua por los errores cometidos.
La primera gran ruptura se registró tras la eliminación en agosto con el Sevilla en los octavos de final de la Europa League. Un nuevo problema se dio en enero: las seis sustituciones con Spezia, la nueva disputa entre Dzeko y Fonseca, el bosnio una vez más vendido (esta vez al Inter) y un nuevo revés. El equipo siempre ha amortizado estos golpes, pero ahora parecería estar saturada.