No sólo Mancini. Considerado el antideportivo por excelencia, el defensa de la Roma que marcó el gol decisivo en el derby del sábado (1-0) no es el único que ha acabado en el registro de la fiscalía de la FIGC. Los inspectores presentes al margen del Olímpico también tomaron nota de otro episodio, mucho más digno de atención y condena.
En los sectores ocupados por los aficionados de la Lazio surgieron los habituales y horribles cánticos racistas. Los objetivos de los innobles espectadores fueron dos jugadores de la Roma: Romelu Lukaku y Tammy Abraham, este ultimo regresando a los terrenos de juego en los minutos finales por primera vez tras la lesión. La Fiscalía de la FIGC – escribe La Repubblica – ha abierto una investigación y ha adquirido vídeos del incidente. En los pasillos de la justicia deportiva, el derby ha dehado mucho trabajo por hacer.
Sin embargo, al pasar lista de las acciones a condenar, no parece haber un puñetazo a la altura del estómago de Guendouzi hacia Paredes. Decidido a correr para celebrar con sus compañeros, el centrocampista de la Roma recibió un puñetazo en el vientre del francés, que también discutió con otro argentino, Dybala. De momento todo está en silencio.