Es natural que José Mourinho esté tentado por ser seleccionador de Portugal. La situación no había sido tan favorable desde la época de Eusebio: abundancia de jóvenes talentos en todos los departamentos, campeones expertos pero aún en el mejor momento de sus carreras, la ruptura ahora se completa con el campeón envejecido y acondicionado, y con quien Mourinho no tiene ninguna deuda de gratitud él y Ronaldo nunca se han querido. Jorge Mendes se vio obligado a reunirlos durante tres años en el Real Madrid porque solo así Florentino Pérez podría ganarle la guerra santa al Barcelona. Mourinho nunca se hubiera llevado una selección dominada por el carisma de Cristiano. Ahora, ese es otro asunto.
Descartada la idea de un doble rol, inadecuado para el fútbol moderno salvo breves transiciones, el técnico portugués puede ser retenido en la capital más allá del verano desde una perspectiva más que desde un contrato: la de ganar el Scudetto también en Roma después de Oporto, Londres, Milán y Madrid segun cuenta el diario La Reppublica.
Los Friedkin dejan claro que hasta que no se construya el estadio, las ambiciones recaerán sobre los hombros de jóvenes rampantes (el Abraham del año pasado) y campeones por relanzar (el Dybala de este año): por tanto, con grandes responsabilidades encomendadas al entrenador, es no es coincidencia que el nombre de portada de su experiencia romana esté aquí.
El feeling con la escuadra sigue fuerte, mucho dependerá de su relación con el equipo: antes de decidir, sería importante tener a los mejores hombres en forma al mismo tiempo. Solo se puede llegar al área de Champions de esta manera.
