Desde hace 58 años, el banquillo de la selección brasileña siempre ha sido confiado a un técnico local. Ahora, escribe Tuttosport, podría vislumbrarse un cambio de tendencia: la contratación de un entrenador extranjero de renombre mundial para volver al camino del éxito en la Copa del Mundo perdido en Japón hace más de veinte años.
Porque Brasil anhela alcanzar el llamado «Hexa», el 6º título de «campeonato». Ancelotti esfumado (no tiene ganas de dejar que el Real Madrid lo gane todo), Zidane otra de las alternativas habla bien español, no portugués, nunca ha entrenado fuera del «mundo blanco», el objetivo número 1 del presidente de la federación Ednaldo Rodrigues sigue siendo el carismático y brillante entrenador giallorosso José Mourinho, un perfecto conocedor de la lengua materna portuguesa.
En Brasil se hablo sobre un emisario de la CBF (Federación de Fútbol Brasileño) enviado a Roma para negociar con el «Special One». En realidad, este fantasma «embajador delegado» no es otro que Jorge Mendes, el poderoso agente de Mou que mantiene contacto directo entre su cliente y la alta dirección de la Selecao.
José dijo NO a la oferta y aplazo cualquier posible intervención hasta final de temporada (4 de junio). La relación con el club ya no seria idílica: las promesas más importantes han fallado, la de los fichajes, y la ‘plaza’ está preocupada.