Doscientos cincuenta y siete días para decir adiós. Mucho ha pasado desde aquel pasado 25 de mayo en Tirana día en el que Zaniolo le dio la Conference League a la Roma con uno de sus goles hasta este martes, momento en el que se embarcaba desde Linate en un vuelo privado a Estambul. No es una despedida de Italia, según informa Tuttosport, sino probablemente un adiós con la esperanza de volver quizás ya en verano. No a Roma, sino a Milán, donde a Nicolò le hubiera gustado ir incluso antes de que estallara el choque con los Friedkins.
En el futuro inmediato de Zaniolo, sin embargo, ahora está el Galatasaray, que en las últimos días hizo todo lo posible para que la negociación culminara con éxito. Por ello, unos 29 millones de euros irán a parar a la Roma, de los que 16 serán fijos y el resto en bonos de fácil acceso y otros no tanto (una forma de abaratar la cantidad a traspasar al Inter, dado el porcentaje del 15% sobre reventas futuras que ostenta el Nerazzurri y que se calcula en el teléfono fijo). Por otro lado, el jugador tiene un contrato por valor de 3,5 millones por temporada hasta 2027 y la presencia de una cláusula de rescisión que irá bajando con el tiempo.
Una especie de «salida» para volver a Italia, con el Milan siempre de fondo y al que, si quiere, Zaniolo tendrá que desembolsar 35 millones de euros. De hecho, la cláusula valdrá tanto en verano, mientras que bajará entre 28 y 30 millones en 2024 y entre 23 y 25 el año siguiente. Pero a la espera de lo que le depara el futuro, ahora está listo para sumergirse en una nueva aventura, dejando atrás Roma. Hacía tiempo que se entendía que el de Trigoria era un paréntesis a cerrar y ese silencio probó aún más a quienes, al interceptarlo en Milán, le pidieron un mensaje para la afición romanista. «Cierren la puerta» fueron las únicas palabras dirigidas a quienes subían a la camioneta con él para dirigirse a Linate.