Empieza el viaje, y empiezan los miedos. Ya hoy, muchos fanáticos de Roma y Feyenoord irrumpirán en Albania para asistir a la final de la Conference League el miércoles. La alerta está en los niveles más altos, tanto que se ha proclamado fiesta en Tirana con cierre de oficinas públicas, negocios y multitud de actividades escribe Francesco Balzani en el diario Leggo. Y no solo porque muchos se quedaron sin entrada (al menos 25.000 de Italia y Holanda) para acercarse lo más posible al pequeño Kombetare Arena (foto) con capacidad para apenas 19.000 personas.
El recuerdo de los destrozos de los bárbaros del Feyenoord en el centro de Roma en 2015, con 5,2 millones de euros en daños y la destrucción de la Barcaccia, es en realidad un precedente peligroso. Como son las señales que han llegado en las últimas horas, tanto es así que hoy se protagonizará una nueva reunión de la UEFA junto a las policías locales y las holandesas e italianas. Y no solo para garantizar la seguridad el día del partido. Mañana por la tarde es un momento muy preocupante en particular en la zona de Durres donde llegarán varios aficionados en ferry desde Ancona y Bari, y donde también se teme la intrusión de otros aficionados como los Panathinaikos, amigos de los giallorossi desde hace años.
Los grupos organizados de la Curva Sud, por su parte, han organizado un plan de seguridad que debe proteger a otros aficionados de sorpresas desagradables además de la fanzone oficial, cerca del parque central, organizada por el club. Hay miedos, las relaciones tensas entre las dos aficiones son fuertes. La Roma reiteró a su afición que no vaya sin entrada, pero muchos seguirán marchando junto al equipo de Mourinho con la esperanza de hacerse con una de las muchas entradas puestas en estos días en el mercado web por muchos a precios menos disparatados.
Menos preocupación pero aún mucha atención también en el Olímpico donde 50.000 personas asistirán a la final en las pantallas gigantes. Con la ilusión de ver a todos en el centro, esta vez sin los holandeses.
