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José Mourinho prácticamente redujo a la mitad sus horas de sueño para estudiar nuevas estrategias tras la derrota ante Genoa, identificar problemas y encontrar soluciones

La mano de José Mourinho esta sin dudas en la victoria de la Roma ante el Cagliari. Eso ahuyenta la crisis, la que ahora puede devolver la serenidad al ambiente pero sobre todo a la directiva cuenta Corriere dello Sport. Del riesgo de ser despedido antes del partido ante el Cagliari, José ahora está dispuesto a devolver a la Roma una clasificación digna de las ambiciones del club y un camino hasta ahora lleno de puntos también en la Europa League. El equipo le ayudó: tras la víspera turbulenta por el descontento de Dan Eriedkin y el bullicio social de la afición para proteger a Mourinho, el grupo lo dio todo para llevarse a casa tres puntos importantes para ellos, pero también para el entrenador. El equipo está con el entrenador, José lo sabe tanto que ha definido a estos jugadores como sus amigos.

Las victorias primero contra el Frosinone, luego contra el Servette y finalmente contra el Cagliari no son fruto del azar sino del trabajo agotador del ‘Special One’ para identificar problemas tácticos y debilidades mentales. Tras el viaje a Génova, José prácticamente redujo a la mitad sus horas de sueño para estudiar nuevas estrategias, identificar problemas y encontrar soluciones. Se ha encerrado en sí mismo por primera vez desde que se unió a la Roma para encontrar la cura. ¿Como? Identificándose con los jugadores y respondiendo a sus preguntas como entrenador. Y lo hizo solo, sin pedir la intervención de su personal que de otro modo podría haberle hecho cambiar de actitud.

Por eso las soluciones tácticas, el trabajo en el campo también deportivo para aumentar el ritmo, dar mayor solidez a la fase defensiva y mejorar la intensidad. Mou seguía a su equipo como un sabueso y nunca los perdía de vista ni en los entrenamientos ni en los partidos. Luego se realizan charlas con los jugadores para conocer su estado de ánimo y nivel de concentración antes de cada partido. Y lo hizo bien, porque como había dicho el propio Mourinho, para salir del momento difícil hacía falta valentía y personalidad, y su equipo las tenía.

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