Un viejo rival regresa. José Mourinho lo sabe, para la afición del Milán no es un entrenador cualquiera, sino un tótem que despierta no buenos recuerdos, escribe Massimo Cecchini en La Gazzetta dello Sport.
No es casualidad que la acogida que le reserva el San Siro de Milán en cada partido sea furiosa. Y por eso también quiere ganar ese tipo de desafío de vida o muerte como el del sábado. Sin embargo, hay problemas. Las lesiones afectarán en gran medida la preparación para el partido. En defensa sobre todo, teniendo que frenar a gente como Leao y Giroud, el portugués y su staff tendrán que inventar soluciones para suplir las duras ausencias de Smalling y Llorente, que estaba encajando bien.
La sensación es que, a pesar de todo, la defensa a tres se mantendrá en pie, apoyándose en Mancini, Ibáñez y el regreso de Kumbulla, llamados a escalar posiciones tras la llegada del defensa español. En la mediana, la ausencia de Wijnaldun ofrecerá menos soluciones en las rotaciones, pero la dupla combinada de Cristante y Matic ofrecerá garantías seguras. En particular, el italiano tendrá que dividirse en dos para ayudar a Zaleswki y Mancini a construir una jaula destinada a detener los ataques de Leao.