Todos los entrenadores se quejan de tener que empezar la temporada con equipos aún no completos, pero José Mourinho un poco más. Hay un gran problema en la Roma: la temporada pasada los giallorossi terminaron con el noveno ataque del campeonato, y ha tomado mucho tiempo el tratar de solucionarlo.
Como escribe Luca Valdiserri en Il Corriere della Sera, como ya se sabe Dybala estará fuera por sanción en el primer partido del campeonato ante el Salernitana (al igual que Pellegrini y el propio Mourinho, que también tendrá que subir a la grada en la segunda jornada en Verona) y en Tirana, en el último amistoso ganado por 2-1 ante el Partizani, Special One alineó a los dos únicos delanteros disponibles con los que trabajó en la concentración: Belotti y El Shaarawy. La buena noticia es que ambos marcaron, la mala noticia es que son las únicas alternativas para la primera jornada.
Pinto ha trabajado bien con parámetros cero y cedidos también en este mercado de fichajes: Aouar, N’Dicka y Kristensen, con Renato Sanches y Paredes señalado como herederos de Matic, tras el sensacional movimiento de mercado que llevo al Rennes al centrocampista serbio. Donde más se necesitaba, eso es en el rol de delantero centro, prosiguió un culebrón con Morata, Arnautovic, Scamacca, Marcos Leonardo y Zapata que pusieron a prueba la paciencia de Mourinho. La Roma tuvo que vender jugador por casi 30 millones de euros para cumplir a los parámetros pactados con la UEFA. Lo hizo con una serie de operaciones menores (Villar, Carles Pérez, Kluivert, Reynolds, Tahirovic, Volpato y Missori) pero se guardó un pequeño saldo con la venta de Ibáñez al Al-Ahli.
Es el tercer año de Mourinho en el banquillo de los Giallorossi y muchos aseguran que también será el último. La Roma ciertamente necesita regresar a la Liga de Campeones para aumentar sus ingresos. Mou llevó a casa la Conference League y perdió la final de la Europa League por penaltis, pero en Liga solo ha sumado dos sextos puestos seguidos. Los trofeos quedan en la vitrina, pero los cuartos lugares traen dinero. Ahora el Special One tiene la tarea de encontrar el equilibrio adecuado entre las motivaciones personales y las necesidades presupuestarias.
