José Mourinho compareció ayer ante el fiscal federal Giuseppe Chinè, tras la reunión preparatoria celebrada hace dos días con los abogados del club Giallorossi Daniele Muscarà y Antonio Conte, cuestionados por responsabilidad objetiva.
Por lo que se filtra desde las salas más ocultas del club y de la Fiscalía, sin embargo, parece haber algunas implicaciones positivas asegura este sábado La Gazzetta dello Sport. No es casualidad que la habitual rueda de prensa de la víspera de la jornada no estuviera prevista hasta las 16 horas de ayer, pero que se reprogramo poco antes de las 20 horas. Chinè y Mourinho revisaron las declaraciones investigadas, que se referían al árbitro Marcenaro ( “No tiene estabilidad emocional para estos partidos”) y Berardi (“Lo que hace es demasiado para burlarse de los demás, para sacar tarjetas amarillas”).
La sensación es que, debido a la reincidencia del ‘Special One’, una sentencia estándar conduciría a su sanción. Es posible, sin embargo, que las partes, gracias a la reunión de ayer (la segunda después del caso Serra), estén empezando a trabajar en la hipótesis de un acuerdo de culpabilidad, que apenas duraría más de diez días, permitiendo así al entrenador saltar que sólo se juegue un partido y, al mismo tiempo, reafirmar el principio de que las declaraciones de José fueron perjudiciales.