Séptima derrota de la Era De Rossi, una de esas prácticamente sin discusiones. Y tercero desde abajo en la clasificación, o uno de esos escaños en riesgo de descenso que meten a la directiva en el pensatorio: sí, porque una vez más el presidente Joe Tacopina (llegando hoy desde Nueva York) reflexiona sobre todo cuenta La Gazzetta dello Sport.
Porque todo, en las próximas horas, parecería posible en lo que respecta a la dirección técnica. La derrota del Spal en la Laguna hizo que la afición de la Curva Ovest quisiera encontrarse con el equipo en el estadio Paolo Mazza en su regreso de Venecia. Protesta que se realizó a base de coros («¡Queremos gente que luche!»). Antes del partido, DDR había sido más directo con las palabras que su Spal contra Venecia resultó estar decidido. «No hubo sangre -dice Daniele DeRossi más desconsolado que nunca-. Y cuando no hay sangre, no puedes jugar al fútbol. Y es mi culpa. Hoy hubo un primer tiempo inexplicable, que me dolió. Y solo yo soy responsable de todo esto».
DDR no se resigna, el club evalúa en estas horas y el efecto de una nueva derrota pone al conjunto emiliano en la posición de no poder cometer un error ante el Como en casa.