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Hummels está dispuesto a ponerse a disposición de Ranieri y presentarse como uno de los líderes para salir de la crisis

Nuevo entrenador, nueva aventura para Mats Hummels. Cambia el entrenador, cambia también la música para el central alemán, que ahora espera volver a congraciarse con Claudio Ranieri y ganarse ese lugar en el campo que Juric le había negado desde la primera hasta la última jornada en el banquillo de los Giallorossi cuenta Jacopo Aliprandi en el Corriere dello Sport. Aquí, la llegada de Ranieri en este sentido regala una sonrisa al exjugador del Borussia Dortmund y un soplo de aire fresco tras dos meses en los que Mats vivió en apnea, entrenándose como profesional y luego sentado en el banquillo. No es casualidad que este miércoles el futbolista de 35 años publicara una foto suya mirando ansiosamente su teléfono, escribiendo en el pie de foto: «Yo en las últimas 72 horas». De la serie: esperemos que llegue un técnico dispuesto a relanzarlo. Y así será.

En el vestuario del Olímpico, después de anunciar su despedida del equipo, Juric quiso despedirse de Hummels con un apretón de manos, disculpándose por la falta de uso sin nada personal por supuesto que justifique una elección hecha por razones tácticas. Ahora el alemán está listo para estrechar la mano de Ranieri, a quien conoce por su reputación, por esa histórica carrera en la Premier League con el Leicester pero también por su paso por Europa y ese título de campeonato que casi se le escapa con la Roma. Y está dispuesto a ponerse a disposición, a presentarse como uno de sus hombres, de sus líderes, para tomar el equipo en sus manos y sacarlo de la crisis.

En resumen, ya sea que Sir Claudio utilice la defensa de cuatro o si opte por la continuidad, es decir, la defensa de tres, el ex del Borussia Dortmund quiere hacerse con un espacio importante. También porque hasta el momento la defensa de la Roma ha encajado diecisiete goles en doce partidos de Liga y tres en otros tantos de Europa League: digamos que el departamento no ha levantado ese muro infranqueable que ha mantenido a salvo la portería de Svilar. Así que si Mancini, N’Dicka, Hermoso y el adaptado Angeliño no pudieron rendir al máximo, ¿por qué no probar con ese recurso aún misterioso que cuesta tres millones de euros netos y tiene un currículum de ensueño? Ranieri hablará con nosotros, lo entrenará y seguramente le dará la oportunidad de demostrar su forma pero también su liderazgo en el campo.

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