Se querían mucho, se podría decir. Hablemos de la relación entre el Ayuntamiento y la Roma, que vive ahora un momento de turbulencia. Por la trascendencia que tiene en el futuro del club, el tema del estadio que cada vez tiene una mayor relevancia, pero la nueva disputa entre la empresa y la administración subió un poco la temperatura de la situación.
El argumento, según la Gazzetta dello Sport, es el aporte al pago por el servicio de los hombres de la Policía Municipal de turno en el Olímpico para las competencias. El Ayuntamiento pidió al club una aportación para estos pagos, algo que la Roma siempre ha rechazado, explicando que lo que asegura la brigada no es «un servicio» sino «una función».
El club niega haber solicitado tales servicios, destacando cómo los gastos que se les cobraron se siguieron calculando incluso después del reinicio del campeonato, es decir, incluso cuando los partidos se celebraban a puerta cerrada. No faltan curiosidades en las páginas en cuestión. El documento habla de «aranceles ilógicos», de «exceso de poder», de «especular sobre la aplicación de la regla».
Es lógico que poco más de 400 mil euros no sea una cifra descomunal para una empresa como la Roma, pero la tensión con el municipio es clara. No es casualidad que la historia de Tor di Valle se vea ahora bajo una luz completamente diferente, y así lo demuestra el interés en Flaminio, del que Renzo Piano, contactado, se retiró debido a sus muchos compromisos.
Para entender el escenario, sin embargo, hay que recordar que en 2021 habrá elecciones municipales y la Roma quiere mantener las manos libres, especialmente a la luz del hecho de que el proyecto para el área de Tor di Valle ya no cumple con sus expectativas. satisfacción, y no solo por los costes. Por ello, tras un largo tiempo perdido, el club no tiene prisa por que el proyecto se apruebe antes de que finalice el mandato de la Raggi, y quizás el acto ante el Juzgado de lo Civil pueda leerse como una «mala educación» en esta clave.