Las polémicas de la última jornada de la Serie A fueron muchas y candentes. Incluso el desginador de árbitros italiano Gianluca Rocchi se vio obligado a intervenir dando su opinión con motivo de la presentación de la segunda edición del Código de Justicia Deportiva de la FIGC. Estas son sus palabras: «Nuestra idea sería tener sólo operadores permanentes del VAR, nos dimos cuenta de que tienen una filosofía ligeramente diferente. La separación es fundamental, si trabajas en un grupo pequeño las interpretaciones son más comunes que en un grupo grande. Incluso aunque son muy criticados, nuestros VAR son muy apreciados y cada semana recibimos ofertas del exterior porque somos pocos, es triste haber perdido a Irrati y Valeri, pero demuestra la calidad del trabajo realizado».
Gravina pidió a la FIFA que empezara a experimentar con el VAR con llamadas de los arbitros y en tiempo real. ¿Qué opinas? «Estas son propuestas sobre las cuales hay una discusión en la IFAB, no puedo discutirlas demasiado. En cuanto al desafío, es una solución alternativa. O más bien, podría ser una solución complementaria para el fútbol de alto nivel: el objetivo es tener una solución correcta. Decisión En cuanto al tiempo real, estamos trabajando en las pérdidas de tiempo y otras cosas: si llegara al fútbol, revolucionaría el deporte, pero probablemente todos jugarían los mismos minutos».
En el caso del VAR con llamada, ¿la llamada del equipo excluye la del árbitro o pueden coexistir? «El experimento que se hizo lo excluye, pero estamos hablando de un torneo en el que había muy pocas salas de VAR. En el caso de torneos que están mucho más cubiertos desde este punto de vista, podríamos tener una doble solución».
¿Está satisfecho con el arbitraje de la última jornada? «No».
Sin entrar en el fondo de la polémica, dependiendo del árbitro parece tener un reglamento diferente. ¿Se puede lograr una mayor homogeneidad con la formación? «El entrenamiento es fundamental, sobre todo en grupo. Somos 46 árbitros: o les pongo un chip a cada uno, o cada uno tiene una mente pensante y su propia filosofía. El objetivo es tener una línea común: pueden ser libres para representar sus propios pensamientos, pero si tomamos una decisión hay que seguirla en conjunto. Lo ideal sería tener un cien por cien de homogeneidad, pero es prácticamente imposible: es una cuestión de ser humanos, incluso con una regla muy bien escrita queda en manos de quienes juzgan la posibilidad de interpretación».