En la tormenta, a veces, surge la oportunidad de demostrar la propia fuerza. Se necesita carácter y a Gianluca Mancini esto es algo que no le falta. Claudio Ranieri había decidido volver a empezar partiendo de los tres lideres del vestuario, pero el jueves en la noche en Londres fue el único que partió desde el minuto 1. Cristante y Pellegrini acabaron en el banquillo y él cargó al equipo con el brazalete de capitán, escribe Daniele Aloisi en Il Messaggero.
No anoto el gol (por poco) como sus compañeros, pero hizo un buen partido cometiendo muy pocos errores. De Mourinho a De Rossi y Ranieri el guión es siempre el mismo: ningún entrenador renuncia a él. Entró en el top 20 de los jugadores más utilizados por el ‘Special One’ con 122 partidos disputados bajo su gestion. Este año siempre ha sido titular en Serie A, sólo se ha perdido dos partidos de la Europa League (uno por fiebre). Liderazgo no le falta y los números de su temporada demuestran que siempre es de los pocos que salvan las apariencias. Es el segundo del equipo en intercepciones (13) y promedia 1,5 salvamentos por partido. Pocos regates concedidos y cero errores decisivos esta temporada.
Ranieri lo defendió ayer y apuesta por él. Pero los aficionados no perdonaron a nadie en este comienzo turbulento y él también tuvo que lidiar con las protestas. En los últimos años se ha convertido en un auténtico ídolo. Después de la velada en Florencia, donde fue protagonista de la discusión con Juric, algo rompió. Los primeros pitidos llegaron desde el Olímpico y se encontró discutiendo con la afición más de una vez fuera de las puertas de Trigoria.