Un estadio bien hecho, como diría la consigna política, pero sobre todo un estadio todo de la Roma que va más allá de los lemas. Una de las innovaciones que Dan Friedkin planea incluir en el proyecto pasa por la propiedad del estadio, que ya no será financiado por accionistas sino directamente por el. Esta fue una de las quejas «tradicionales» que se plantearon contra Jim Pallotta, acusado de querer hacer negocios en el otro lado del estadio con la empresa paralela creada bajo el nombre de TDV.
La Convención
Ahora: en el proyecto de convenio urbanístico, propuesto por el grupo de trabajo de Mauro Baldissoni, se prevé el vínculo de treinta años que une a la Roma a Tor di Valle según la ley (se necesita un «club deportivo predominantemente de usuarios» para construir un estadio). Pero Friedkin, que también comprará las 12 empresas de la galaxia Roma a Pallotta el próximo lunes en Londres a través de la nueva empresa denominada Friedkin Group Investment Limited, pretende ir más allá incorporando el estadio dentro del balance de As Roma. El resultado será una ventaja directa en el crecimiento de la facturación y sobre todo la posibilidad de jugar dentro de un estadio en propiedad sin la carga de un alquiler: hoy el club paga al Coni por el Olímpico más de 3 millones, en el futuro se debería pagar el accionista de referencia. Pero esto, con los proyectos de Friedkin, no debería suceder eliminando así todos los malentendidos: el estadio debe pertenecer a la Roma en todos los aspectos, según los reportes de Corriere dello Sport.