A la espera de saber quién será el nuevo director deportivo de la Roma, los Giallorossi empiezan a hacer movimientos para la próxima temporada. En Trigoria, escribe Matteo Cirulli en Il Tempo, parece crecer el interés por Federico Chiesa, jugador de la Juventus cuyo contrato expira en junio de 2025. De Rossi lo conoce bien: ambos participaron en la victoria de Italia en la Eurocopa 2020: el entrenador de la Roma, era entonces colaborador del técnico Mancini, y en los Giallorossi podría volver a desempeñar el rol de extremo y, además, el coste podría no ser tan prohibitivo.
El oneroso préstamo por dos años de más de 12 millones ya está excluido del balance de la Juventus, mientras que de los 43 restantes pagados por la Juve a la Fiorentina fueron 30, lo que eleva el valor residual del jugador a 13,78 millones de euros. Se trata, por tanto, de la cantidad mínima que debería pedir Giuntoli para evitar una pérdida de capital, y el hecho de que el contrato expire en dos veranos favorecería aún más la operación. La cuestión a resolver estaría relacionada con el salario de 5 millones, una suma importante para la Roma pero no insostenible, sobre todo teniendo en cuenta el más que probable regreso de Lukaku al Chelsea al final del campeonato.
Sin embargo, para materializar lo que parece más que una idea, los Giallorossi necesitan clasificarse para la próxima – y muy rica – Liga de Campeones. Hay mucho trabajo por hacer en Trigoria: el futuro director deportivo tendrá que seleccionar primero a todos los jugadores que regresarán de diversas cedidas, desde Belotti a Shomurodov, pasando por Kumbulla y Solbakken. Cualquier transferencia que también será importante para cumplir con el Acuerdo de Conciliación con la UEFA.