El acuerdo fue sólido, serio, definido hasta en los detalles. Evan N’Dicka, jugará en la Roma a partir del próximo julio con un contrato de cinco años, por lo tanto hasta 2028. Ya esta en la capital para someterse a los exámenes médicas y para todo el proceso de exhibición en redes sociales que prevé el protocolo porque fue llamado por primera vez de la selección de Costa de Marfil, que se enfrentará el sábado a Zambia en un partido de preparación para la Copa de África, de la que Costa de Marfil será el país anfitrión y la vigente campeona.
N’Dicka ha elegido representar a la patria de su madre a pesar de tener un triple pasaporte: también tiene el francés, al haber nacido y crecido en París, y el camerunés, que se remonta a los orígenes de su padre. Pero tras asistir a las selecciones juveniles de Francia, decidió a los 24 años seguir su corazón.
La Roma, por otro lado, es una opción mucho más racional. Después de pasar cinco temporadas en el Eintracht, donde ganó una Europa League en los penaltis, N’Dicka buscaba un club que le permitiera crecer. Económico -cobrará 3 millones, el triple de lo que recibir en el Frankfurt- y técnico. Cuando supo que José Mourinho lo quería, y que jugaría como titular en la zaga de uno de los equipos más fuertes de la Serie A, rompió la demora y decidió aceptar la oferta cuenta Corriere dello Sport.
Al fin y al cabo, la condición de agente libre, que arranca oficialmente el 30 de junio, le permitía pactar con otro club ya en 2023. Tiago Pinto lo cortejó durante mucho tiempo, ya había intentado comprarlo hace un año, pero los alemanes solicitaban una compensación exagerada de por la ficha y dejarles salir antes del fin de su contrato. Así que prefirió esperar y llegó a un acuerdo con los agentes en abril en Trigoria. La entrada del Milan, que tras el cambio de dirección técnica buscó al central para ficharle sin coste alguno, llegó tarde porque N’Dicka respetó la palabra dada a la Roma. Será, por tanto, la segunda cara nueva del equipo tras Aouar. Gasto total: cero, excluyendo salarios o bonos por firmar.