No será «catastrófico» como el trazado para el naufragado proyecto del estadio en Tor Di Valle. Pero la estructura de movilidad diseñada para el nuevo proyecto -el cual y según los planes de la Roma debería dar a los hinchas giallorossi una nuevo estadio en Pietralata para la centenario del club, quizás para 2027- necesita ser completamente revisado cuenta el diario La Repubblica. Basta leer los dictámenes adjuntos al acta con la que ayer se clausuró la primera jornada de servicios. Los mismos en los que asoma la inevitable villa de la antigua Roma que hay que proteger.
Desde Trigoria se filtra optimismo por el primer vía libre. Pero también hay conciencia de que aún queda mucho trabajo por hacer. Si los políticos han decidido, de hecho, los líderes capitalinos son, por el contrario, mucho más vacilantes. Ellos son los que firman. Y el anteproyecto (plan de 16 hectáreas, 62.000 plazas y 536 millones de euros) no les convenció. Desde el Palacio Chigi hasta la policía de tránsito, hay 34 documentos que revelan los puntos críticos de la iniciativa Giallorossi. Elementos que deberán desaparecer del proyecto final, bajo pena de un «no» al estadio de Pietralata. Partimos, como se decia, de la movilidad. La policía municipal lo cortó en seco: «El tramo vial que bordea la zona afectada por el proyecto tiene un flujo vehicular que no permitiría el tránsito regular«.
Sin considerar los contratiempos para el acceso y salida de ambulancias del hospital Pertini. Atac -al igual que Roma Servizi per la Mobilità y el departamento de Transportes- entra en detalles y define las previsiones de los especialistas contratados por la Roma como «quizás demasiado simplificadas y optimistas». De hecho, el análisis de flujo se basa en la suposición (errónea) de que los trenes del Metro B pueden acomodar 1.200 pasajeros cuando transportan un máximo de 1.000.
También hay sorpresas arqueológicas. Roma se confirma como Roma: para la Superintendencia, Pietralata es «un área de riesgo arqueológico medio-alto» Las investigaciones concluidas entre 1998 y 2000 destacaron «los restos de una villa de la época imperial temprana, un aljibe, un castellum aquae, parte de un trazado vial y algunas tumbas». Se necesitarán nuevas investigaciones para la luz verde.