A poco más de veinte meses de su llegada a la capital italiana, se puede decir que Tiago Pinto comenzó su aventura en la Roma corriendo cuesta arriba, escribe Massimo Cecchini en La Gazzetta dello Sport.
Si cree que estamos exagerando, le damos un breve recordatorio. Apenas aterrizó en Roma, el 4 de enero de 2021, dio positivo por covid; Acto seguido el equipo pierde el derby, es eliminado por Spezia en la Copa de Italia (con un tonto problema al efectuar más cambios de los permitidos) y estalla el caso Dzeko, al que se quita el brazalete de capitán. Todo ello, pues, teniendo que lidiar con un mercado de invierno en el que la familia Friedkin -que llevaba cinco meses en posesión del club- intentaba orientarse. La a acogida podría haber sido mejor. Pero el joven director general del club, entonces de 36 años, no se desanimó y comenzó una aventura en la que todo se compagina sólo con el futuro, basta pensar en las estrategias que hierven en la olla de cara a la próxima ventana invernal y las renovaciones.
No se puede ocultar, los primeros veinte meses de Giallorossi de Pinto fueron muy exigentes. Quizás aún más desde que los dueños estadounidenses decidieron contratar a José Mourinho como relevo de Paulo Fonseca la primavera pasada. En ese momento se entendió que el llamado “proyecto juventud” tenía que cambiar al menos parcialmente de piel, porque el Special One -en ausencia de trofeos desde 2017- no podía esperar mucho. Pero el entrenador supo adaptarse muy bien. Y si en la ventana invernal se había hecho con el joven Reynolds y al agente libre El Shaarawy, en verano -teniendo que «reaccionar» a las lesiones de Spinazzola y la salida de Dzeko- se vio obligado a liderar un mercado en el que la Roma era la empresa que El que más gastó en la Serie A, unos 84 millones, trayendo a casa al buque insignia Abraham.
Pero el trabajo de Pinto no podía terminar ahí, pues Mou reafirmó que solo podía contar con 12-13 hombres. Moraleja: en enero -manteniendo el equilibrio entre las necesidades de Friedkin y los deseos de Mourinho- llegaron Maitland Niles y Oliveira. Suficiente para el viaje triunfal en la Liga de la Conferencia, que le devolvió un trofeo a Trigoria después de 14 años.
El resto ya pasó, con las limitaciones del Fair Play Financiero de la Uefa limitando la posibilidad de maniobrar y el entrenador que quiere jugadores listos. El resultado es un mercado compuesto por préstamos y liberaciones, cuyo desembolso total es de 8,5 millones. No solo. Las extenuantes ventas resultaron en que el salario no supere al del año anterior, a pesar de que llegaron jugadores del calibre de Dybala, Matic, Belotti y Wjinaldum.
Pero Pinto no solo se centró en el mercado. De hecho, reestructuró el área scouting digitalizándola por completo, modeló el sector juvenil trabajando en los chicos de la órbita del primer equipo y obtuvo de la propiedad la posibilidad de hacerse con todos los campos de entrenamiento. Resultado: el número de lesiones se redujo en aproximadamente un 30% en comparación con el año anterior hasta principios de este año. Sin embargo, el plan de trabajo es bienal y también contempla una revolución en el área médica y entre los analistas.
Los primeros veinte meses de Pinto fueron calurosos, pero los siguientes serán igual de calurosos. Y en Trigoria a nadie le extrañaría que se renovara pronto el contrato de tres años.