Entre un coreografías de Tik Tok y un chapuzones en el mar, Nicola Zalewski ve que pasan los días sin que su agente o la Roma le alerten de posibles sobresaltos en el mercado: de momento no esta en la lista de sacrificables, ni tampoco en la lista de los que esperan una renovación de contrato. Es un tiempo de espera, de evaluaciones mutuas, de esperanza y conveniencia cuenta Roberto Maida en el Corriere dello Sport. Pero la sensación es que Tiago Pinto, al colocar jugadores aún más jóvenes que el polaco de Poli, logró proteger su futuro en Trigoria. Zalewski no es una simple ganancia de capital, Zalewski es un talento con margen de mejora.
No ha hecho una gran temporada, es cierto. Efectivamente era legítimo esperar algo más de un chico que en los primeros seis meses jugados entre los grandes parecía preparado para cualquier escenario en cuanto a calidad y carácter: no puedes jugar en el escenario de una final europea como titular si no has rendido bien. Asimilar serenamente el salto entre el fútbol juvenil y el profesional. Sin embargo, el año de la consagración fue gris, a pesar de la paradoja de los dos primeros goles marcados con la camiseta de la Roma (ambos en Liga).
Zalewski ciertamente pagó también por su voluntad de jugar en múltiples roles, incluso como extremo derecho que no le conviene, pero también por un cierto ajuste psicológico a la vida de los ídolos. En su mágico 2022, Nicola se encontró pasando del mundo de los extraños a un campeonato mundial. No puede ser un simple cambio, incluso si el nuevo estatus es muy atractivo. Junto con los honores vienen las cargas que para un chico de 20-21 años representan una repentina asunción de responsabilidad.
Pero nadie en Roma duda de su valor. Ni Mourinho, que le dio un arranque fulminante al situarle en de «carrilero», posición nunca había cubierto en todos los años que lleva en la Primavera, ni Tiago Pinto, que no ha recibido ofertas importantes como para venderle y en todo caso hasta se alegra de poder mantenerle (al menos por ahora). Próximamente lo llamará tanto a él como a Bove, los dos nacidos en 2002, para hablar de una posible renovación: los contratos hasta 2025 son diferentes entre sí -Zalewski gana cerca del doble que Bove- pero deben ajustarse al nuevo nivel, incluso para protegerse de las tentaciones. Bove, en particular, tiene una oferta importante del Bologna que le gustaría rechazar cortésmente.